miércoles, 30 de septiembre de 2009

La misión de los padres ligado en la misión de la Iglesia


En el orden natural y en el orden cristiano, los padres son los primeros formadores de sus hijos. Hay que ayudar a los que empiezan como jóvenes padres a vivir este servicio en la edificación del pueblo de Dios y a apoyar el dinamismo de tantos hogares que descubren así su vocación cristiana y su concreta responsabilidad eclesial. Ellos serán los primeros beneficiarios del apostolado que supone formar a sus hijos, ante todo porque el hecho de despertar a la fe cristiana implica una profundización y una asimilación personal de las verdades doctrinales esenciales y favorece una vida familiar coherente, vivificada por las convicciones de fe compartidas entre padres e hijos.

Los primeros años de matrimonio constituyen la etapa en que la familia aumenta debido al nacimiento de los hijos. Esta los espera, asegura su educación, los asiste en todas sus necesidades. Los hijos descubrirán poco a poco en su propia familia como una célula que, en medio de la sociedad, los favorece y los protege, o por el contrario, los condiciona y les crea dificultades. La sociedad primordial, que es la familia, y la sociedad en su conjunto forman polos de influencia diferentes y complementarios a lo largo de la formación de los jóvenes.


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