martes, 1 de diciembre de 2009

CUARTO CAPITULO: EDUCAR PARA TODA LA VIDA


EDUCAR PARA TODA LA VIDA

Todas estas cosas son a veces más duras que los insultos o las bofetadas. Pero son más racionales y tiene sentido positivo, pues enseñan al niño a cargar con las consecuencias de sus actos. Es educar para la vida. Sin embargo, nosotros por una parte mimamos y estamos haciéndoles el juego de estar preocupados por ellos, al ritmo de sus caprichos e irresponsabilidades, y por otra parte pegamos y castigamos irracionalmente con esas cosas desproporcionadas fruto de nuestro mal humor. Pero nunca nos decidimos a educar seriamente.

A otros padres y educadores les parecerá que este método es demasiado blando, sobre todo en caso más graves como el robo. "has cogido a tu madre 300 pesetas, ahora, durante varias semanas le entregarás personalmente la tercera parte de o que te damos los domingos hasta restituirlo todo (nunca se le deja sin dinero totalmente) ¿eso es todo, para una cosa tan grave?. Como sanción puede ser suficiente. Podría usted además darle una paliza y retirarle la confianza, pero ganará más si le habla al corazón, a solas, con calma, y le razonamos las cosas, y le preguntamos qué le pasa, porque lo hizo, etc. Diálogo, tratar de ver las cosas como las ve él, cariño profundo, enseñarle el valor de la virtud y el peligro del vicio, y alguna sanción reparadora. Eso es educar.

En lo posible sería interesante no improvisar, "ya te lo diré después", pero sin tenerles el alma en un hilo. Nunca condenemos el futuro del chico a largo plazo "cuatro semanas sin paga" "veinte días sin salir", les amargamos el horizonte de la vida, y tiene derecho a vivir de pequeñas ilusiones. No siempre se acertará del todo, en circunstancias a veces complicadas, pero siempre habrá que intentar cumplir las condiciones antes dichas de proporción, explicación y afecto. Por lo demás para el sentido común no hay reglas, sólo indicaciones.

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