lunes, 30 de noviembre de 2009

TERCER CAPITULO: EL RESPETO Y LAS CONSECUENCIAS LÓGICAS


EL RESPETO:

El verdadero profesor y padre de familia sabe acrecentar las relaciones después de una sanción con unas palabras de aliento (hay que hacerse el encontradizo), una palmada en el hombro, un reconocimiento de algo positivo "hoy te has portado muy bien, estoy contento de ti" Algo que transmita que le seguimos queriendo y tenemos ilusión por él.

Nada de insultos, ironías, degradaciones ante los hermanos o compañeros, etiquetas odiosas "eres un vago" "mira lo bien que se porta tu hermano, no como tú..." ¿porque el castigo ha de ir contaminado de insulto? Las ovejas negras las creamos los mayores, no las acciones inmaduras de los niños.

Tampoco hemos de ser tan deportivos y superficiales que demos la impresión de "aquí no ha pasado nada". Las decepciones y disgustos son reales, y viene el eclipse parcial y momentáneo de las relaciones afectivas. Pero tras las sombras fugaces tiene que brillar la luz de nuevo. Por encima de la reparación debe quedar intacto el afecto y el respeto a la persona del niño.

LAS CONSECUENCIAS LÓGICAS.

Llega la hora de aplicar la sanción correcta y nos quedamos perplejos "no se que castigo ponerle, que resulte eficaz". La persona que dice esto no ha entendido nada de lo que hemos dicho. No existe ningún castigo eficaz, no se debe poner el punto de apoyo de la recuperación del niño solamente en la sanción. las sanciones sólo ayudan dentro de un proceso más complejo de establecer normas, enseñar a cumplirlas, mantener diálogos y relaciones de amistad, etc., una ayuda, no un remedio eficaz. Por eso deben ser proporcionadas a sus fuerzas, no a la realidad de la falta cometida; que tiene que haber "explicación" y "respeto-afecto" después de la sanción. algunas sanciones complementarias de ese sistema son muy convenientes. Peor nada de "escarmientos eficaces" Por ese camino se llega a la lucha armada de poder a poder entre padres e hijos. Y hay chicos tan inmaduros que se dejan matar antes que ceder, que permiten ser expulsados de la escuela y ponerse a trabajar para vencer a sus padres. Y si usted consigue amenazarle mucho y hacerle estudiar, escogerá otra manera de frustrarle: fumar, llegar tarde a casa... Usted no puede ganar a base de escalada de castigos: ellos son tan inmaduros que hacen del ganar una cuestión de honor hasta el punto de arruinar su vida.

Otros chicos y chicas lo que quieren con su mal comportamiento es llamar la atención una y otra vez, y si usted se encoleriza, hace escenas o desbarra amenazando con castigos que no puede cumplir, ellos habrán conseguido lo que se proponen: sacarle a usted de quicio y centrar la atención sobre su importante persona.

Teniendo en cuanta que la sanción es solamente una parte del proceso educativo cuyo objetivo es crear disciplina desde dentro del niño, el mejor método de sancionar es el llamado de las "CONSECUENCIAS LÓGICAS", es decir, un castigo con matiz de reparación, que sea una consecuencia lógica de su mal comportamiento "has pegado a un niño en el parque, luego no podremos ir al parque en unos días porque ese niño estará muy asustado con lo que le hiciste".

lunes, 23 de noviembre de 2009

SEGUNDO CAPITULO: CLARAS CONSECUENCIAS -> LA PROPORCIÓN Y LA EXPLICACIÓN


LA PROPORCIÓN

Los castigos tienen que ser proporcionados a las fuerzas de los niños que son, la sensibilidad, voluntad e inteligencia. Si un castigo moderado lo consigue no apliquemos dosis irritantes. La gran paliza, el escarmiento atroz, sin desde luego, atroces, porque quieren lograrlo todo de una vez para siempre. Los castigos corporales espectaculares son peligrosos: producen odio y resentimiento internos, humillación y desprecio de sí mismos o mayor agresividad, según los temperamentos. todo castigo desproporcionado paraliza la inteligencia del buen obrar, la comprensión de la norma. La mayor parte de los castigos corporales son castigos sin proporción.

Ahora bien, ¿cómo se halla la proporción?, la medida de un castigo no depende sólo de la gravedad objetiva de la acción cometida, sino de la mentalidad infantil o juvenil con que ésta se ha realizado. Para ellos no es tan grave lo que han hecho, y hay algo de verdad. si los castigamos como haría la ley, no lo comprenderían. En todo niño o adolescente existe el atenuante de la inmadurez, y los niños "difíciles" son enfermos de madurez. El castigo tiene que estar también proporcionado a esa inmadurez.

LA EXPLICACION

Los niños indisciplinados suelen ser impulsivos e irreflexivos. No ven la trascendencia de sus acciones, "total, por perder sin darme cuenta el cuaderno de matemáticas en el parque..." (casi siempre se pierden las asignaturas difíciles) "tanto jaleo por volver tarde a casa..." O bien son reflexivos pero no aceptan la norma, aunque pactaron su cumplimiento. en general, tienen un modo muy peculiar de percibir su actuación:

A) Reducen la acción a sus términos materiales, sin querer ver su fondo y trascendencia. Media hora más tarde son treinta minutos de retraso ocasional, no es para ellos riesgo de una desobediencia progresiva, o el comienzo de una libertad peligrosa (hay padres que tampoco lo ven). con ocasión del castigo alguien tiene que enseñarles lo que significa realmente la mentira, el desorden, la falta de cumplimiento de la palabra dada, el abuso de los pequeños, el espectáculo peligroso.

B) Quieren hacernos ver que sus actos surgen espontáneamente de la nada "sin querer", "por casualidad" "no me acordé". Alguien debe decirles que quien pone la causa, quién el efecto "Tu no querías hacer daño a tu hermano, pero le has dejado solo ahí subido y se ha caído".Se arriesgan demasiado, imprudencia culpable, porque no quieren dominar los impulsos de ir a lo suyo, pase lo que pase.

C) Presentan su comportamiento como aislado del mundo que les rodea, ignorando, como dice el filósofo, que nos e puede hacer aquello que si todos lo hicieran sería una ruina la comunidad. ¿Qué mal hay en que yo, de una biblioteca tan grande, haya cogido un libro pequeño?" Pero si muchos lo hicieran... No les gusta entender el sentido comunitario de la vida, lo que significa "aprovecharse de que los demás obren bien".

Por lo tanto no podemos dejar a un niño a merced de la confusión mental que pueda surgir después de un castigo. Para que la amargura no le invada, hay que explicarle de alguna manera en que consiste su culpabilidad, y por qué tiene que actuar así la persona responsable de una autoridad. Se trata de ayudarles a ver la pena como una reparación justa, y al educador o padre como responsable de unas normas y cumplidor de su deber. Quien castiga a un niño o adolescente tiene el deber de ir más allá del castigo, condescendiendo a dar alguna explicación razonable y superando la lógica indignación que tantas veces nos quita las ganas de hablar.

domingo, 22 de noviembre de 2009

CUATRO CAPITULOS: CÓMO EDUCAR CON DISCIPLINA Y CARIÑO


CAPITULO I: EL CASTIGO ¿UNA ALTERNATIVA?

Hay personas que consiguen educar sin castigos. dotados de humor y cariño, con tiempo y pocos niños que educar, con medios para proporcionarle un ambiente alegre y libre de tensiones fuertes, cuando los chicos tienen una dosis normal de satisfacción afectiva, entonces lo pueden hacer.

Todos hemos conocido padres ideales, profesores ingeniosos y amables. También nosotros podríamos conseguir mucho más de lo imaginable si pusiéramos inteligencia, humor y afecto en la tarea. Y esto sería el camino normal de la educación.

Sin embargo, la realidad es mucho más limitada en la mayor parte de los casos. Padres y maestros estamos enrolados en un sistema mal planteado por la sociedad y nosotros mismos. Las prisas y la masificación de todas las instituciones obstaculizan el ejercicio del humor y del amor. Los niños, sometidos a demasiados estímulos y desequilibrios internos tampoco están dispuestos a una fácil disciplina y aceptación, interpretando la paciencia como blandura y el respeto a la autoridad como un juego. Y como necesitan normas, autoridad y respeto, llega un momento en que debe saber que "la cosa va en serio", porque hay unos límites que no se pueden traspasar. Aparece la sanción en escena ¿cuál sería su naturaleza?.

El castigo sería un instrumento, por sí solo ineficaz, que vendría en ayuda de aquel "camino normal" de la enseñanza de las normas morales y de la amistosa persuasión. Como esas medicinas que ayudan algo, pero que no son nada útiles si el enfermo no coopera, no tiene deseo de vivir, ni se le cuida o alimenta debidamente.

El castigo sería un frenazo momentáneo a un comportamiento irresponsable o peligroso, para sí o los demás, un stop que no debería dejar al niño angustiado y mudo, sino receptivo y capacitado para cambiar.

Cuando un muchacho se porta mal habitualmente es que algo muy profundo falla en su afectividad o en su madurez intelectual. Hay que intentar entonces la tarea de arreglarle desde dentro pero la peligrosidad de su conducta exigirá también una CURA DE URGENCIA, no para remediar nada definitivo, sino para detener la hemorragia. Eso sería el castigo admisible en educación. Castigar sabiendo que lo que cura es la reflexión y buena voluntad del niño posterior al castigo. Y que impedimos esa voluntad si castigamos mal, demasiado, improvisando, dejando al niño solo, a merced del castigo, sin iluminarle alguna alternativa o caminos posibles a recorrer.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Guía para padres una sana comunicación con su hijo.


Muchos padres piensan que el propósito principal de la comunicación es proporcionar información a sus hijos. Decirles a los hijos que coman las verduras y recordarles que miren en ambas direcciones antes de cruzar la calle son expresiones de amor y cuidado. Esto es enviar información sobre la dieta y la seguridad. Pero la comunicación tiene otra función importante. La comunicación es un puente de doble vía que conecta los sentimientos de padres e hijos. La comunicación saludable es crucial para ayudar al niño a desarrollar una personalidad saludable y buenas relaciones con los padres y con los demás. Le da al niño la oportunidad de ser feliz, seguro y sano en toda circunstancia.

¿Por qué es importante la comunicación saludable?
Porque ayuda a su niño a:

- Sentirse cuidado y amado.

- Sentir que él (ella) es importante para usted.

- Sentirse seguro y no aislado en sus problemas.

- Aprender a decirle a usted lo que siente y necesita directamente en palabras.

- Aprender a manejar sus sentimientos con cuidado para no actuar sin meditar (o sobreactuar).

- Hablarle a usted abiertamente en el futuro.


La comunicación saludable también le ayuda a usted:

- Para sentirse cercano a su hijo.

- Conocer las necesidades de su hijo.

- Saber que usted tiene buenas herramientas para ayudar a su hijo a crecer.

- Manejar su propia frustración y estrés.


¿Cuáles son los 'materiales' que construyen una comunicación saludable?
Para construir el puente de comunicación de doble vía es necesaria:

1. Estar disponible. Los niños necesitan sentir que sus padres son asequibles para ellos. Esto significa estar dispuestos a tener tiempo para su hijo. Aunque sean 10 minutos diarios de comunicación con cada uno de sus hijos a solas fortalece el puente de la comunicación.

Estar disponible significa también 'sintonizar' rápida y tranquilamente para escuchar a su hijo o hablar sobre algo importante. Ser capaz de entender y hablar sobre sus propios sentimientos así como de los de su hijo, es otra parte importante de estar asequible.

2. Saber escuchar: Ayuda a su niño para sentirse amado aún cuando está enojado y usted no pueda hacer nada para arreglar el problema. Pregúntele al niño por sus ideas y sentimientos antes de comenzar a hablar de los propios. También trate de comprender exactamente lo que le está diciendo. Lo que trata de decirle es importante para él, aunque no lo sea para usted. No necesita estar de acuerdo con lo que le está diciendo pero saber escuchar le ayuda a calmarlo y así él podrá escucharlo a usted después.

3. Demostrarle empatía. Esto significa 'sintonizar' con el niño y hacerle saber que a usted le importan sus sentimientos. Puede demostrarle empatía aunque no esté de acuerdo con él. La empatía se relaciona con tomar en cuenta los sentimientos, no quien está en lo correcto o equivocado. Demostrar empatía significa averiguar si usted entiende lo que su niño siente.
4. Ser un buen 'mensajero'. Primero sea un buen 'escucha'. Si el niño ya se siente escuchado y atendido estará más dispuesto a escucharlo. Asegúrese de que lo que usted diga, su tono de voz y lo que haga envíen el mismo mensaje. Por ejemplo, si usted se ríe cuando dice iNO! confundirá a su hijo y no sabrá lo que usted realmente quiere.
5. Use palabras para comunicar a su niño lo que usted quiere que él haga. Aun cuando le esté marcando los límites a un niño pequeño puede usar palabras mientras lo sujeta. Use palabras amables cuando apruebe el comportamiento de su niño. Por ejemplo, puede decirle 'estoy tan contenta' cuando su niño guarda sus juguetes. Es útil usar el 'tú' y resaltar el buen comportamiento (como por Ej.: 'Tú hiciste muy bien tu tarea'). Ayúdelo a apreciarse a sí mismo. La autoestima le ayuda a los niños a sobrellevar malos ratos. Use frases como 'yo' o 'a mí' para decirle a su niño lo que a UD. le disgusta sobre su comportamiento. Por ejemplo: 'cuando yo no te encontré, me acosté preocupada y enojada' en vez de decirlo a gritos o en un tono de enojo: 'desapareciste! ¿Dónde estabas?' Dígale a su niño lo que usted siente y piensa. No le diga lo que él (ella) debe sentir 0 pensar.

6. Ser un buen modelo. Los niños pequeños aprenden mejor copiando lo que hacen sus padres que lo que se les dice. Los niños copiarán su forma de comunicación. Si UD. mismo usa muchas palabras de sentimientos, le ayudará a su niño a hacer lo mismo. Cuando los padres se expresan con sentimiento en vez de gritos, o lastimar, o poniéndole un nombre, los niños aprenden que las palabras son un mejor medio para tratar con sentimientos fuertes. Expresando los sentimientos en vez de actuar le ayuda a los niños a controlarse. Puede ayudarle a su niño a aprender qué palabras son adecuadas en el hogar y en el colegio.

La otra cara de la comunicación saludable: abuso verbal.
Generalmente los niños se reponen pronto cuando se lastiman. Por ejemplo, llorará cuando se cae y raspa la rodilla, pero después de 10 minutos se habrá olvidado y seguirá corriendo. Lo mismo puede suceder si alguien en el colegio le pone un nombre. Si esto sucede una sola vez, lo más probable es que lo olvide. Sin embargo, si su niño sufre el mismo tipo de agresión una y otra vez no se recuperará rápidamente. Los niños que sufren abuso verbal están profundamente heridos por lo que sus padres dicen y cómo lo dicen.

¿Qué es abuso verbal? Hay tres clases de abuso verbal:
1. Poner un apodo, crítica frecuente, culpar. Criticarlo es decirle frases con 'tú' y poniéndole nombres como por ejemplo decirle 'Tú eres un estúpido'; esto es crítica y ponerle un nombre; en cambio no lo es e] decirle: 'Estoy disgustada contigo y quiero que dejes de hacer eso'. La crítica, ponerle nombres y 'echarle la culpa' sólo hace que a la larga las cosas empeoren.

2. Violar los límites del niño, gritarle y asustarlo con castigarlo o abandonarlo y mentir. A veces las emociones fuertes de sus padres son demasiado para que el niño las pueda manejar. Los niños construyen murallas entre ellos y sus padres cuando esto sucede. Niños que se arrancan, se esconden o tapan sus oídos con las manos a menudo están tratando de protegerse de tales emociones fuertes. Generalmente no están tratando de ser irrespetuosos.

Los niños no son adultos pequeños. No pueden cerrarse a los gritos y alaridos como lo hacen los adultos. El hablar fuerte o gritar delante de los niños los hace asustarse y sentirse muy inseguros. Hiere sus emociones tal como el abuso físico hiere sus cuerpos y emociones. Los gritos y hablar fuerte son aún más hirientes cuando el niño está cansado, enfermo, hambriento o asustado por algo. Mientras más pequeño peor.

Los niños creen en la amenazas de castigo o de abandono. Las amenazas asustan a los niños más de lo que usted se imagina y no ayudan al mejor comportamiento.

La mentira también viola los límites de su niño. Los niños creerán las mentiras porque no tienen la suficiente información para discernir entre las mentiras y lo verdadero.

3. Silencio. Los niños resienten los silencios prolongados (horas o días). No saben lo que estos silencios significan y 'leen' cosas horribles en los silencios de sus padres.

El silencio envía un poderoso mensaje de enojo o disgusto. Lo hace sentirse confuso y desvalido. Si usted está silencioso porque está deprimido es mejor decirle al niño que Ud. está triste o enfermo y que él no es el causante. Cuando Ud. está silencioso no es un buen mensajero.


El silencio de los padres puede ser por:
- Tener miedo de decir algo que empeorará las cosas.

- No saben que decir o hacer.

- Tener tales sentimientos, enojos o tristeza que no pueden hablar.

- Estar enfermos.

- Sus propios padres usaron el silencio para controlarlos.


El abuso verbal de los padres se produce por:

- Nunca aprendieron una comunicación sana.

- No conocen otras formas de controlar el comportamiento de sus niños.

- No saben que hieren a los niños por abuso verbal y que esto empeora las cosas.

- No han aprendido a manejar sus propios sentimientos.

- Están bajo mucho estrés.

- Piensan que sus niños deben desarrollar 'cuero duro' para sobrevivir.

- Fueron tratados de la misma manera por sus padres, profesores y otros adultos.


Para prevenir el abuso verbal: saber manejar el estrés y el enojo

Ser padres es un trabajo difícil. Hay momentos en los que uno siente tanto estrés que pensará que no puede más. En esos momentos, el llanto de la guagua, la rabieta de] niño o el escolar que rechaza hacer sus tareas pueden empujarlo a uno al límite. Es importante encontrar medios que ayuden a su hijo a comportarse, que no hieran sus sentimientos. También es importante prevenir el estrés y saber calmarse cuando uno está estresado de manera de no hacer o decir algo dañino para el niño.

Estas son cosas que se pueden hacer para calmarse:
- Respire profundo varias veces.

- Espere 5 minutos antes de empezar a hablarle a su hijo.

- Trate de encontrar la palabra adecuada a su sentimiento. Dígasela a sí misma o escríbala.

- Comparta su sentimiento con su esposo (a) o con otro adulto. Llame a un amigo.

- Mantenga su atención en el presente. No agregue problemas anteriores.

Los padres que se encuentran bajo mucho estrés pueden tener dificultad para controlar sentimientos como rabia, temor, frustración, incapacidad. No se darán cuenta que su enojo es una reacción a estar preocupado, confuso, herido o sobrepasado por el estrés. Por ejemplo, se preocupará si su niño se perdió en el supermercado, si Ud. estaba apurada, puede enojarse cuando lo encuentre y gritarle en vez de decirle 'estaba preocupada por no poder encontrarte'. Cuando logre aprender a calmarse y comprender qué es lo que realmente le produce enojo puede evitar herir a su hijo con su enojo.

Algunas personas encuentran que el método de 'repensar' las ayuda a controlar su enojo antes de hacer o decir algo de lo que puedan arrepentirse. Repensar:
- Reconozca sus sentimientos.

- Empatice con la otra persona.

- Piense la situación de otra manera. Use el humor.

- Escuche lo que la otra persona dice.

- Integre su amor a los pensamientos enojosos.

- Observe las reacciones de su cuerpo por los sentimientos de rabia y al calmarse.

- Mantenga su atención en el problema presente.

- Usando el 'repensar' puede ayudarlo a controlar su enojo antes de castigar a su niño.

Si éste u otros métodos para calmarse no resultan trate de hablar con su esposo (a), pediatra, consejero,pastor, pariente o amigo cercano. No hay nada de que avergonzarse al admitir que necesita ayuda para controlar su enojo. Todos los padres se sienten enojados y frustrados con sus niños. Pedir ayuda será siempre mejor que perder el control.

domingo, 15 de noviembre de 2009

NUNCA MAS, NUNCA MAS, DIARIO DE UNA PROSTITUTA


CUIDADO CON EL EJEMPLO QUE DAMOS A NUESTROS HIJOS


Diario de una prostituta

La historia de mi vida es una muy común. De hecho, es como la de todos los demás. Soy una prostituta; vendo mi carne por dos o tres sucias monedas. Mi madre también lo fue, la diferencia es que a ella no le pagaban. Mi padre nunca lo supo, o si lo supo, nunca se atrevió a reprochárselo; él era demasiado débil para enfrentarla. En cambio, su forma de reclamo fue el eterno silencio...

Nací en un pueblo cerca de Guadalajara; su nombre no es importante porque para mí los nombres ya no significan nada. Lo único que veo son cuerpos sólidos e inertes que se mueven o que se quedan quietos. En él pasé toda mi infancia y parte de mi adolescencia, después escapé para nunca más volver, nunca más...

Me cuesta mucho recordar aquello que en un tiempo viví porque me doy cuenta de que mi vida es y siempre ha sido un mismo espacio y un mismo tiempo; como si estuviera encerrada en un cuarto obscuro y palpara a cada instante las estúpidas razones falsas de mi madre y la nauseabunda sumisión de mi padre al tiempo que respiro el aliento de alguno de mis clientes. La pesadez del aire de este lugar me asfixia, no me deja vivir. Por eso opté por la prostitución de mi cuerpo, para apresurar mi muerte. Me desprecio. En el fondo, soy igual que ellos y eso es lo que me esclaviza. He sucumbido ante la angustiante obscuridad. Estas últimas palabras se han manchado con mis lágrimas teñidas de maquillaje barato.

Recuerdo que en una ocasión, cuando tenía 5 o 6 años, ella llegó apestando a alcohol después de una ausencia de más de una semana. Tres días antes de que llegara yo la había visto a través de la ventana en la casa del dueño de la tienda para la que trabajaba mi padre. Ella no se percató de ello. Estaba medio desnuda y bebía de una pequeña botella de aluminio. Después el patrón entró en el cuarto y le dijo algo mientras arreglaba su corbata. Ambos soltaron una carcajada que resonó en todo mi ser y engendró el odio en mi vientre, el mismo que he criado a lo largo de mi vida.

Cuando llegó a mi casa, mi padre estaba sentado en su escritorio de trabajo haciendo algunas cuentas del negocio. La volteó a ver, ella hizo el mismo gesto arrogante de siempre y él bajó la cabeza y siguió trabajando. De nuevo siento que se estrujan mis órganos y que mis manos tiemblan como aquella vez. Mi madre caminó directo al escritorio y le dio un beso en la mejilla. Él lo recibió como un perro de carnicería que recoge sus migajas. Después ella le susurró algo al oído y mi padre asintió. No escuché con claridad lo que le dijo, pero supuse que le pidió que le preparara un baño porque mi padre se puso de pie y fue directo a la regadera. Creo que al final ella añadió un “Te quiero”. Desde ese instante esas palabras dejaron de tener sentido para mí. Pienso que es simplemente una frase hipócrita que todos usan al modo que usan mi cuerpo. Es el desgaste sin fin de las palabras y yo. Nos vamos reduciendo a cenizas que el viento deshace poco a poco hasta el momento de la desaparición de todo rastro de humanidad.

Durante años soporté las mismas escenas patéticas en las que mi madre hablaba sin parar de temas absurdos en la mesa fingiendo estar interesada por nuestros problemas. Yo sabía que detrás de esos ojos hipócritas se escondía la mentira; mi mirada veía a través de sus espejos. Mi padre, como siempre, fingía ignorar los engaños de mi madre e intentaba esconder su debilidad contradiciéndola en ocasiones. La verdad es que a ninguno de los dos les importaba un bledo de lo que pasaba. Y ahí estaba yo sentada en la silla del anonimato, la misma en la que estoy sentada ahora.

Años después, durante mi adolescencia decidí escapar. ¡Nunca más!, ¡nunca más!, fueron mis palabras llenas de ingenuidad. Recorrí pueblos y ciudades buscando algún lugar que me gritara las palabras ¡nunca más!, ¡nunca más! Las busqué en el azul del cielo y en el verde de las hojas, en las manos de aquél y en los ojos de aquél otro. ¡Nunca más!, ¡nunca más!, buscaba mi alma angustiada. Las palabras se desgastaron y han quedado reducidas a la nada. Ahora sólo aguardo el día de mi muerte. Ahora, día a día, busco el desgaste de mi cuerpo para apresurar el momento en que me consuma por completo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

LO QUE HICIERON ESTOS PADRES POR ESTE PERSONAJE

Quise titular este tema en este blog por lo importante que el ponente detalla primeramente la relación que tuvo con sus padres. El es él, gracias a sus padres. El ejemplo contó mucho, una madre que a los 70 años está subida en juego de carros chocones en un parque de diversión, un padre que a los 80 esta con la rostro alegre. Personas que han sabido vivir la vida y se lo han podido transmitir a sus hijos, todo un ejemplo.

Otra cosa para rescatar de la descripción que hace acerca de sus padres. Hicieron que él fuera creativo, para que más contarles vean el vídeo y dele intense.

lunes, 9 de noviembre de 2009

CUANDO EN EL HOGAR EMPIEZA A VIVIRSE UN CLIMA DE INDIFERENCIA


La indiferencia se aprende y se vive en el orgullo. Cuando cada uno siente tener la razón y no creen poder bajar la cabeza para aceptar la equivocación.

Cuando un problema se instala entre la pareja por diferentes motivos, haciendo que ambos no se hablen por días, pasa a la necesidad especialmente de los hijos que nuevamente tienen que entablar conversación y acercamiento.

Aquí la mayoría de parejas no enfrenta el problema que desencadenó todo esto y más bien, lo deja pasar, no quiere tocar este punto por el miedo de que nuevamente el conflicto empiece.

La pareja no se dan cuenta que al realizar esta actitud, lo único que hacen es un cese al fuego, un descanso en las armas, que pronto vendrá el conflicto pero con otra cara. El problema siempre será el mismo...

Si esto no llegará a resolver, la pareja tiene que darle paso a la indiferencia (estado de ánimo en que no se siente inclinación ni repugnacia por la otra persona).

El ejemplo lo aprenden los hijos, viendo a sus padres también con indiferencia, se fue el cariño, se murió el respeto.

"cada vez que el orgullo penetre en el corazón del hogar y éste no se bote, estaremos sembrando el jardín de la indiferencia entre pareja, padres e hijos".


viernes, 6 de noviembre de 2009

TENER A NUESTROS ANCIANOS PADRES CERCA: BENDICIÓN O UNA CARGA

Es indudable que poner en práctica el cuarto mandamiento de la Ley de Dios, "Honra a tu padre y a tu madre", se vincula desde el mismo amor recíproco de darnos la vida. No podemos contemplar la carga de llevar a un anciano a nuestro lado, sino, es contemplar la bendición de llevar a una experiencia en nosotros mismos.
Nuestros padres, nuestros suegros, al final, son lo mismo y son los que ahora les toca empezar su descanso luego de su gran lucha en la vida. Un vídeo, una reflexión. Espero que les guste...

martes, 3 de noviembre de 2009

Maneras acertadas de comunicar amor a los hijos


Atención concentrada

Es estar con el niño realmente, con el pensamiento y el cuerpo en el mismo sitio, junto al niño. Es mirarlo cuando nos habla y que todo nuestro cuerpo transmita el mensaje te escucho, pero globalmente hacerle sentir al niño, me importa, te dedico tiempo de buena calidad, te amo. El distanciamiento en la interacción con los niños, el estar presente pero no en presencia, los hace sentir que no interesan que no importan.

El verdadero encuentro hace que el padre, la madre transmita: estar contigo es importante para mí y que el niño perciba: Debo ser importante ya que mis padres se toman tiempo para ocuparse de mi persona.

Algunos padres están muy ocupados trabajando, produciendo para mantener a sus hijos, lavando, cocinando, cumpliendo horario, haciendo diligencias, etc., a tal punto que son una máquina de hacer actividades sin horario, interesados al final, más por las cosas y los planes, que por la gente.

Es importante que el tiempo que se le dedica al niño aunque no sea extenso sea frecuente y de buena calidad, que sea un verdadero encuentro de amor.

Algo que no debemos olvidar es que inconciente o concientemente los padres tienen “favoritismo” o mayor identificación con uno(s) de sus hijos, esto genera resentimiento y un deseo de “ganar” la aprobación y aceptación de sus padres de parte del hijo afectado. Cada hijo requiere una atención personalizada para sentirse amado y respetado como es.

Comunicación congruente

Existen varios elementos importantes a considerar en la comunicación y relación entre padres e hijos, que en su globalidad, y si se manejan en forma adecuada, hacen que los padres transmitan al niño: "Puedes contar conmigo, confía en mí, digo la verdad, y que el niño perciba: Puedo tener seguridad y confianza, ser honesto".

En primer lugar, los padres deben ser congruentes con su lenguaje verbal y no verbal, es decir, que si dicen una cosa, su cuerpo, sus gestos, su tono de voz deben expresar el mismo sentimiento, para que transmitan mensajes congruentes, sólidos, sinceros, confiables. Ejemplo: cuando la madre le dice al niño "mi amor, quédate quieto" con voz suave, contenida, dientes apretados y cara y cuerpo rígidos, realmente la esta "diciendo ¿mi amor?".

Un padre no debe prometer lo que no puede cumplir, transmite al niño irrespeto y lo considera "tonto" y el niño percibe, además, que no puede confiar en alguien que engaña, que dice cosas y luego no las cumple. Los adultos utilizan este método con suma facilidad para conseguir cosas de los niños, sin pensar en las consecuencias negativas que esto trae.

A un padre le es beneficioso, tanto por él como por el hijo, darle a éste, mensaje de seguridad que transmitan al niño certeza de lo que puede esperar, por ejemplo, avisarle que va a llegar tarde, advertirle que lo llevará al médico y por qué, el camino para un paseo es largo y tedioso, etc.

Hay palabras cuyo uso es riesgoso y debemos tener cuidado al usarlas, porque pueden dar mensajes poco claros, que confundan al niño y le hagan percibir el mensaje como incongruente, no fiable.

"Pero", es una forma de decir "si" y "no" en la misma oración, es decir, que la segunda parte de la oración suele descalificar o desmentir a la primera, y quien lo escucha se siente molesto y confuso. Ejemplo: Yo te acepto pero me gustaría que no te vistieras así. Lo conveniente es sustituir el "pero" por "y", cambiar la situación de descalificación o reproche a un contexto de amor.

Sí. No. Transmiten duda, inseguridad y el niño no sabe a qué atenerse.

Siempre. Nunca. El significado literal de estas palabras es muy pocas veces acertado, existen pocas cosas en la vida donde algo puede ser siempre o nunca, y las utilizamos para dar énfasis emocional más que para transmitir una verdad, pero hacen sentir que somos exagerados o injustos, no congruentes.

Por ejemplo, ¡siempre me haces enojar!, sería más honesto decir, "en este momento estoy enojado". "Siempre" y "Nunca" es conveniente sustituirlas por "en este momento".

Debería y tiene. Son otras palabras traicioneras con las cuales es fácil querer decir que hay algo malo en ti, que de alguna manera te has equivocado al valorar.

A menudo el uso de esas palabras le señala implícitamente su "estupidez" a alguien. Ejemplo: "Debiste hacer las tareas temprano". "Debiste haberlo conocido mejor".

Expresión y aceptación de sentimientos

Los padres deben aceptar y expresar sus sentimientos y permitir lo mismo a los hijos, de tal manera que transmita al niño: "soy auténtico, no perfecto y acepto lo que sientes" y el niño perciba: "está bien que yo sea yo, puedo ser auténtico y espontáneo".

Nos cuesta mucho expresar nuestros verdaderos sentimientos y entonces los expresamos mezclados, utilizando, además, la incongruencia ante el lenguaje verbal y no verbal, transmitiendo deshonestidad, poca sinceridad entre lo que sentimos y lo que hacemos.

Nos cuesta expresar nuestros verdaderos sentimientos por imitación a otra persona, por temor a la desaprobación de los demás, por temor al manejo de ciertas emociones, por no ponernos en contacto con nuestros sentimientos reales, por miedo a que nuestra sinceridad hiera a los demás, etc.

Aceptación total, incondicional y permanente

Nuestro hijo es una persona única e irrepetible. Él tiene cualidades y defectos, pero tenemos que estar convencidos de que lo más importante es que capte el afán de superación y la ilusión de cubrir pequeños objetivos de mejora personal. Las cualidades son agradables de descubrir, los defectos pueden hacer perder la paz a muchos padres, pero se pueden llegar a corregir con paciencia, porque aceptamos totalmente la forma de ser del hijo, incondicionalmente y por siempre. La serenidad y la estabilidad son consecuencia de la aceptación y, esto quiere decir, actuar independientemente de nuestro estado de ánimo. También en circunstancias de más dificultades, como serían las de tener hijos discapacitados tendremos que crear la aceptación plena no sólo de los padres si no también de los hermanos y familiares, con la convicción de que repercutirán todos los esfuerzos en bien de la familia.

Si el niño o niña experimenta total aceptación de sus pensamientos y sentimientos, percibe el valor que se le da a su existencia. No nos gusta la envidia de nuestros hijos e hijas, sus celos, su cerrazón, su aislamiento, su rabieta, su cabezonería, su llorar constante y un largo etcétera. Incluso puede que las características del niño o la niña no sean las que deseábamos que fueran y, además, no aprenden como les estamos enseñando a ser. Pero aceptarles es admitir, por mucho que nos cueste, que ese hijo o esa hija es otra persona independiente y diferente de nosotros, y muy valiosa.

Valoración

Elogiar el esfuerzo de nuestro hijo, siempre es más motivador para él, que hacerle constantemente recriminaciones. Ciertamente que a veces, ante las desobediencias o las malas respuestas, podemos perder las formas, pero los mayores debemos tener la voluntad de animar aunque estemos cansados o preocupados; por esto, en caso de perder los nervios, lo mejor es observar, pensar y cuando estemos más tranquilos decir, por ejemplo: ''esto está bien, pero puedes hacerlo mejor''. Durante el tiempo que estamos con los hijos siempre tenemos ocasiones para valorar su esfuerzo, no pedirle más de lo que puede hacer y ayudarlo a mejorar viendo la vida con un sentido deportivo. Tenemos que procurar que aprenda a aceptarse y que con optimismo supere sus dificultades. De esta manera, conseguiremos que nuestro hijo sepa que le amamos por lo que es él y será capaz de desarrollar al máximo todas sus capacitados personales.

Tenemos que decir lo que está bien, sin darle ningún calificativo a él. Como dice el pedagogo Oliveros F. Otero: ''Se tiene que censurar la tarea, no la persona, se tiene que alabar la persona y no la tarea''. Nuestra actitud positiva, comprensiva y

motivadora incrementará la seguridad de nuestros hijos e hijas.

Estableciendo límites

Si opera en un contexto de límites bien definidos y firmes, los hijos perciben que nos importan. Esos límites habrán de ser justos, razonables y negociables: no vale la libertad ilimitada, pues en esta relación la falta de límites significa indiferencia. Cuando los progenitores escuchan las necesidades y deseos de sus hijos y se muestran dispuestos a negociar con ellos las reglas familiares, están ejerciendo autoridad y no autoritarismo. La autoridad escucha, atiende y negocia, pero también sanciona el incumplimiento de las normas, algo estrictamente necesario para que el niño o la niña pueda forjar su identidad y establecer su autoestima.

Lo estaremos haciendo cuando aceptamos sus decisiones de acuerdo a su edad, escuchamos sus deseos, atendemos sus necesidades y negociamos las reglas establecidas en casa. Respetarles no significa dejar que hagan lo que quieren. La permisividad es nefasta: destruye el esfuerzo, la disciplina y el autocontrol, y con ello, la confianza en uno mismo. Nuestra responsabilidad es enseñar a través de nuestras acciones y la suya aprender, pero será él o ella quien se sitúe en el mundo, se saldrá o no de nuestros límites. Intentar dirigir sus elecciones significaría anular su responsabilidad para con él mismo y para con su vida. No puede haber autoestima sin el ejercicio de la responsabilidad.

Enseñando con el ejemplo

Si el nivel de autoestima de los padres es sano y apropiado, hay más probabilidades que ocurra lo mismo con el de sus hijos, aunque no siempre es así. Cuanto más se valoren a sí mismos los padres aunque sin caer en excesos, más fácilmente podrán trasmitir a sus hijos la importancia de quererse a sí mismos.

Una autoestima bien asentada ayudará a los progenitores a educar a sus hijos, pues padres y madres son modelos de aprendizajes importantes y necesarios para que el niño inicie su camino partiendo de algo a imitar y que le indica el camino y cómo recorrerlo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Maneras erróneas de comunicar amor a los hijos


Manifestarles afecto físico solamente

Son los padres que pretenden demostrarles afecto a los hijos mediante besos, caricias, abrazos y toda clase de mimos, los cuales son vitales e importantes, pero pierden valor si no se brindan acompañados de atención por sus cosas. Los besos aislados, las caricias y los arrumacos, parecen no convencer suficientemente.

Sacrificarse por ellos

Son los padres que renuncian a satisfacer sus propias necesidades, que no dedican tiempo para sí, porque están entregados a la tarea de satisfacer exclusivamente las necesidades del hijo. Esta insatisfacción permanente de sus necesidades produce malestar que se transmite a los hijos a nivel no verbal y éstos captan el mensaje de no amor.

Dedicarles todo el tiempo

Son los padres que están todo el tiempo con sus hijos, pero es un tiempo de alta cantidad y baja calidad porque está lleno de críticas, reproches, faltas de respeto, comparaciones, etc., que transmiten el mensaje, no te acepto, no te amo.

Darles de todo

Son padres que con cosas materiales pretenden sustituir la atención y el tiempo que supuestamente quieren darle a sus hijos. Utilizan los regalos como sustitutos del amor y obviamente es más fácil dar cosas del exterior que de uno mismo. El niño percibe que no es amado.

Exagerar la imagen del niño

Son los padres que le ven a sus hijos cualidades o conductas que lo realzan como personas, pero que en realidad el niño no tiene, y los lleva como un peso, haciéndole sentir al niño que de la forma como en realidad el es, no es aceptado ni querido.

Cuidarlos mucho

Son los padres que pretenden guiar y dirigir todo el tiempo a sus hijos, en una actitud de vigilancia extrema que transmite al niño "eres incompetente más que digno de amor".